En los acantilados vírgenes de la Riviera Nayarit, One&Only Mandarina emerge como un refugio donde la selva tropical y el Pacífico se funden en un escenario de serenidad y sofisticación. Este resort no es simplemente un destino, es un santuario de ultra lujo que honra la naturaleza, la cultura y la artesanía mexicana.
El recibimiento es tan simbólico como elegante: el sonido de un gong de bronce, creado por la familia Grez —artesanos que han dado vida a campanas para catedrales durante más de seis décadas— anuncia la llegada de cada huésped. A los pies de una higuera milenaria, guardiana del resort, se abre un espacio inspirado en las haciendas mexicanas: mecedoras de maderas tropicales, un estanque que refleja el cielo y una atmósfera que invita al sosiego.
La arquitectura de One&Only Mandarina ha sido concebida con respeto absoluto por el entorno. Entre la selva y los acantilados se esconden las Private Homes, un conjunto de 55 residencias personalizadas que reimaginan la vida frente al mar. Diseñadas con sensibilidad hacia la topografía y la biodiversidad, estas propiedades —con planos de cuatro a ocho recámaras— integran la naturaleza como protagonista: muros de cristal de piso a techo que enmarcan el océano, maderas tropicales, metales cálidos y arcillas rojas locales que dialogan con el paisaje. Cada casa es única, diseñada para su ubicación específica, abrazando los árboles y respetando la geografía del terreno.
Las residencias, disponibles para compra o renta, ofrecen una nueva forma de hospitalidad privada: piscinas infinitas, amplias terrazas para el entretenimiento, espacios interiores y exteriores que fluyen en armonía, y acabados seleccionados junto al equipo de diseño de One&Only. La experiencia se completa con la posibilidad de personalizar cada detalle, desde el mobiliario hasta los materiales, creando hogares que son tanto refugios como escaparates de elegancia contemporánea.
La experiencia sensorial se complementa en Carao, el restaurante del chef Enrique Olvera suspendido sobre un acantilado, y en Alma, donde hornos de leña y terrazas escalonadas rinden culto al sol y al fuego. El One&Only Spa, inspirado en la cosmovisión huichola, conduce a los visitantes en un recorrido de sanación marcado por los cuatro elementos.
En cada rincón, One&Only Mandarina revela la perfecta unión entre lo efímero y lo eterno: Private Homes que se integran a la selva y al océano, arquitectura que respira con la naturaleza y una hospitalidad que convierte cada estancia en un recuerdo irrepetible.
Fotos: cortesía.
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