Llegar a la Ciudad de México de noche es un espectáculo inolvidable. Desde el aire, la ciudad se extiende como un tapiz de luces doradas que nunca termina. Al aterrizar, el trayecto revela barrios como La Roma o Escandón, reflejo de una capital en constante evolución. Paseo de la Reforma conduce hasta Virreyes, enclave donde la modernidad y la tradición conviven. Allí, sobre Polanco y el bosque de Chapultepec, se alza un secreto de hospitalidad: Alexander.
Más que un hotel, Alexander es un refugio exclusivo para quienes buscan elegancia y pertenencia. Su diseño combina piedra, vidrio y metal con la precisión de la artesanía italiana, creando espacios que transmiten calma y sofisticación.
Con solo 26 habitaciones, ofrece un lujo íntimo y personalizado. Desde las Suites Ambassador hasta la Suite Alexander, cada espacio sorprende con detalles de primer nivel: armarios Rimadesio, descanso Matouk y vistas privilegiadas al bosque de Chapultepec.
Alexander también propone experiencias únicas. Entre ellas, el Caviar Bar , un espacio concebido para el disfrute de los paladares más exigentes, donde la degustación se convierte en un ritual de sofisticación. A ello se suman la vitalidad de Siclo y Kentro, la Alexander Sphere, un spa íntimo con tratamientos de La Prairie y un Technogym de última generación.
Alexander inspira grandeza. Es un lugar donde lo cotidiano se transforma en extraordinario, un secreto de la Ciudad de México reservado para quienes saben que el verdadero lujo se revela en los detalles más exquisitos.
Fotos: cortesía.
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