En el universo de la Alta Relojería, donde la precisión suele ser la protagonista, Vacheron Constantin ha decidido dar un paso más allá y transformar el tiempo en arte. Con motivo de su 270 aniversario, la Maison presenta La Quête du Temps, una obra monumental que combina ciencia, poesía y virtuosismo artesanal en una misma creación.
El proyecto, concebido a lo largo de siete años, rompe con todo lo conocido: una pieza que no solo mide el paso de las horas, sino que lo hace a través de un autómata con movimientos tan fluidos que parecen humanos. Esta figura, un astrónomo de presencia casi mística, invita a contemplar el cielo, a redescubrir en los gestos mecánicos la fascinación ancestral del hombre por el cosmos.
Bajo una cúpula de cristal se despliega un espectáculo visual y simbólico: constelaciones pintadas a mano recrean el cielo de Ginebra tal y como se veía en 1755, año de fundación de la Maison. La base, revestida de lapislázuli y piedras preciosas, representa el sistema solar con un refinamiento que evoca las maravillas de las cortes ilustradas del siglo XVIII. Cada activación del autómata se acompaña de melodías especialmente compuestas, haciendo del tiempo una experiencia sonora y poética.
Más que un objeto, La Quête du Temps es una declaración filosófica y cultural. Al exhibirse en el Museo del Louvre dentro de la muestra Mécaniques d’Art, se convierte en símbolo de un diálogo universal: la relojería como puente entre técnica y belleza, entre la humanidad y el misterio del universo.
Fotos: cortesía.
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