El maestro de los murales mexicanos inspira a Bvlgari en una de sus interpretaciones más atrevidas de la relojería contemporánea: el Octo Finissimo Diego Rivera. Limitado a 25 piezas, este modelo se erige como un tributo a la visión arquitectónica y al genio artístico de Rivera.
Su caja ultradelgada, de apenas 6,4 mm de grosor y 40 mm de diámetro, está forjada en oro amarillo satinado y protege un calibre de manufactura BVL138, movimiento automático con micro-rotor y 60 horas de reserva de marcha. La ligereza técnica se combina con un diseño cargado de simbolismo: por primera vez en la historia del Octo Finissimo, aparecen números romanos sobre la esfera, marcando un gesto disruptivo que dialoga con el carácter vanguardista de Rivera.

El segundero pequeño, desplazado y bañado en oro, se integra a la composición geométrica de la carátula como un guiño al muralismo: donde cada detalle cuenta una historia dentro de un todo monumental. Al girar la pieza, el fondo de zafiro revela la firma grabada de Diego Rivera junto a un boceto autorreferencial, convirtiendo al reloj en un lienzo íntimo y portátil.
El brazalete integrado en oro amarillo pulido y satinado refuerza su identidad escultórica, mientras la corona numerada con inserto de cerámica negra aporta contraste y carácter.



El Octo Finissimo Diego Rivera no es un reloj que simplemente mide el tiempo: es un manifiesto cultural. Una pieza que traduce la grandeza de los murales a la escala íntima de la muñeca, donde la imperfección se vuelve arte y la historia se convierte en legado.
Fotos: cortesía.
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